Las elecciones presidenciales chilenas del 2009, tendrán tanto contenido como las advertencias de cancer de los cigarros. Ello no sólo se debe a la falta de propuestas por parte de los presidenciables, quienes se han dedicado a debatir sólo cuestiones técnicas, sino por el papel relevante de los medios masivos de comunicación en la venta del producto electoral.
La clase politica chilena -y me refiero a aquella que se desprende de la sociedad política, que tiene conciencia de sí y para sí, que se organiza en partidos y que pretenden representar a un estrato social determinado por la ideología- se encuentra asociada por relaciones familiares, laborales y amistosas, sin importar el partido político. Así, por ejemplo, vemos que el político burgués Sebastian Piñera quien comparte cuna Democrata Cristiana con el ex presidente Eduardo Frei, Patricio Aylwin, Andrés Zaldivar, entre otros. Ya ni hablar de los Lavín, Mattei, Claro, Lusic, entre otros, cuyos hijos van a colegios como el Cumbres, Nido de Águilas y el legendario Instituto Nacional, que despues se juntarán en carreras como Derecho, Ingeniería Comercial (otrora Economía pero sin llegar a ser una ciencia social), Comunicaciones en la Universidad de Chile, Católica, de los Lagos o la Alberto Hurtado.
La Concertación y la Alianza -el duopolio del sistema político chileno- no discuten cambios estructurales, sino cambios técnicos como la forma en que la educación privada (disfrazada de pública) persista con la mayor legitimidad posible, o el sistema de pensiones, o la salud. En el discurso y en la práctica, los cambios moderados han dominado la esfera pública chilena. Ello se debe a que los gobernantes y legisladores de todos los niveles estan de acuerdo con el sistema que distribuye y abre las posibilidades de competencia, claro, salvo a aquellos que el mismo sistema excluye, o sea a todos aquellos que no pertenezcan al duopolio. Así, el llamado voto útil (votar por quien tiene mayores posibilidades de ganar) cierra las posibilades reales a dos o tres.
Pero ello no sería posible sin la participación de los medios. Como la mayoría de los derechos, en Chile se presentan como servicios lucrativos, llamense educación, salud, información y democracia. Así, impregnados bajo esta lógica de servicio-usuario, los candidatos y sus propuestas se presentan como mercancias que eventualmente pueden ser adquiridas una ves yendo al mini-mercado electoral el dia de la votación. Así es posible la existencia de personajes como Farkas, cuya máxima es ganar dinero y poder como si tratara de vender un shampoo.
Así, la televisión juega un papel fundamental donde los matinales, los noticieros y programas políticos, se dirigen a los estratos populares, a los trabajadores y a los intelectuales orgánicos respectivamente.
Finalmente, el "melatismo"o "metinquismo" serán decisores en las urnas chilenas, no los programas de gobierno, sino la imagen que proyecta el candidato, ni la visión de país que representa, sino las reformitas técnicas que promete implementar con las mismas personas allegadas desde hace ya varios años.
La clase politica chilena -y me refiero a aquella que se desprende de la sociedad política, que tiene conciencia de sí y para sí, que se organiza en partidos y que pretenden representar a un estrato social determinado por la ideología- se encuentra asociada por relaciones familiares, laborales y amistosas, sin importar el partido político. Así, por ejemplo, vemos que el político burgués Sebastian Piñera quien comparte cuna Democrata Cristiana con el ex presidente Eduardo Frei, Patricio Aylwin, Andrés Zaldivar, entre otros. Ya ni hablar de los Lavín, Mattei, Claro, Lusic, entre otros, cuyos hijos van a colegios como el Cumbres, Nido de Águilas y el legendario Instituto Nacional, que despues se juntarán en carreras como Derecho, Ingeniería Comercial (otrora Economía pero sin llegar a ser una ciencia social), Comunicaciones en la Universidad de Chile, Católica, de los Lagos o la Alberto Hurtado.
La Concertación y la Alianza -el duopolio del sistema político chileno- no discuten cambios estructurales, sino cambios técnicos como la forma en que la educación privada (disfrazada de pública) persista con la mayor legitimidad posible, o el sistema de pensiones, o la salud. En el discurso y en la práctica, los cambios moderados han dominado la esfera pública chilena. Ello se debe a que los gobernantes y legisladores de todos los niveles estan de acuerdo con el sistema que distribuye y abre las posibilidades de competencia, claro, salvo a aquellos que el mismo sistema excluye, o sea a todos aquellos que no pertenezcan al duopolio. Así, el llamado voto útil (votar por quien tiene mayores posibilidades de ganar) cierra las posibilades reales a dos o tres.
Pero ello no sería posible sin la participación de los medios. Como la mayoría de los derechos, en Chile se presentan como servicios lucrativos, llamense educación, salud, información y democracia. Así, impregnados bajo esta lógica de servicio-usuario, los candidatos y sus propuestas se presentan como mercancias que eventualmente pueden ser adquiridas una ves yendo al mini-mercado electoral el dia de la votación. Así es posible la existencia de personajes como Farkas, cuya máxima es ganar dinero y poder como si tratara de vender un shampoo.
Así, la televisión juega un papel fundamental donde los matinales, los noticieros y programas políticos, se dirigen a los estratos populares, a los trabajadores y a los intelectuales orgánicos respectivamente.
Finalmente, el "melatismo"o "metinquismo" serán decisores en las urnas chilenas, no los programas de gobierno, sino la imagen que proyecta el candidato, ni la visión de país que representa, sino las reformitas técnicas que promete implementar con las mismas personas allegadas desde hace ya varios años.
1 comentario:
Nice blog, I hope the polical in our county be stabil. http://baganbatublog.blogspot.com/
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