Hace
ya un par de años realicé un viaje a Malinalco, en el Estado de
México y además de ser uno de los últimos viajes que pude realizar
con mi familia, me encontré con la agradable sorpresa que el templo
que allí se encuentra es azteca, y además de eso servía para
realizar iniciaciones para los guerreros aztecas.
EL
TEMPLO DE MALINALCO
Desde
el nombre de Malinalco ya comienza el significado místico que el
lugar representaba para los guerreros mexicas. La palabra Malinalco,
proviene del náhuatl “Malinalxóchtl” o Flor de Hierba, que a su
vez hace referencia a la hermana de Huiztilopochtli. En la escritura
nauhuatl,
Malinalco se compone de un cráneo humano, teniendo en la frente una
hierba con frutos amarillos, signo del malinalli, y en la cavidad
orbitaria un ojo ó pupila con párpado rojo. El símbolo malinalli
aparece en el calendario náhuatl para designar el decimosegundo de
los trece días y quiere decir heno. Los nacidos en este signo,
también llamado “matorral”, debían sufrir cada año una
enfermedad grave, tal como le ocurre a los matorrales que todos los
años se secan y después reverdecen. También malinalli, es una
planta de las gramíneas, conocida por "zacate del carbonero,"
dura, áspera, fibrosa, que fresca sirve para formar las sacas del
carbón y enroscar la soga que las cierran.
En
el llamado “Templo de las Águilas”, que los mexicas le conocían
como “Kuakuauhtin
Inchan”, que quiere decir “la casa de las águilas”, era el
lugar donde se iniciaba a la élite militar mexicas como los
caballeros águila y jaguares. La Pirámide truncada de las Águilas,
al borde de un empinado y espléndido precipicio que se abre al valle
de Malinalco, es -junto a Petra, en Jordania, y Abú Simbel, en
Egipto- uno de los tres únicos monumentos del mundo antiguo
directamente esculpidos en la falda de una montaña, y tallado
mediante mazas de piedra en cobre y martillos de obsidiana, puesto
que el hierro no fue conocido en Mesoamérica hasta la llegada de los
conquistadores.
El
santuario de Malinalco es el más selecto de la podriamos decir orden
de los caballeros del sol, y cuyas reminiscencias nos hacen pensar en
nuestros maestros del temple europeos. En el se daba iniciación a
los caballeros águilas y jaguares, elite de la organización militar
azteca.
La
escalera esta formada por 13 escalones que representan los trece
cielos de la cosmovisión mexíca. En la entrada del templo hay una
enorme boca de serpiente labrada en la roca, y orientada sur, símbolo
del Mixcóatl, la Serpiente de Fuego, y donde se encuentra un
enigmático recinto circular, único en el mundo, de cuya roca
sobresalen tres esculturas de animales sagrados: un jaguar flanqueado
por dos águilas. No en vano Huitzilopochtli, dios del Sol diurno y
Señor de los Caballeros Águilas, preside esta construcción en
forma de la estatua de águila que se halla en su centro, y
Tezclatipoca, dios del Sol y representante de los Caballeros
Jaguares, está presente en las estatuas de esos depredadores de
hábitos nocturnos.
Es
tradición en la mitología tanto americana como de todo el mundo,
equipar la boca de serpiente con la gruta o centro iniciático,
símbolo del útero materno oculto y profundo, al que debemos
penetrar, dando lugar a la catarsis del alma y que, tras una estancia
temporal en el silencio y el aislamiento, podremos renacer a una
nueva vida espiritual, a través de un angosto pasadizo, y con él a
la impecabilidad del guerrero
n
el centro del piso reposa, soberbiamente esculpida y mirando hacia el
exterior, otra águila, detrás de la cual hay un orificio redondo,
practicado en el suelo, que tal vez pudo servir –aunque no hay
pruebas- de Cuauhxixalli (vaso de águila), lugar donde se
depositaban los corazones de las víctimas sacrificadas durante las
"guerras floridas". Lo anterior revive el mito náhuatl
sobre la creación del mundo, en la cual, dos dioses se consumen en
el fuego para crear al sol, a manera de sacrificio corporal para dar
vida a los seres humanos.
LA
INICIACIÓN DE LOS GUERREROS
Una
cita del códice azteca dice que en Malinalco:
Hubo
en esta tierra una Orden de caballeros que profesaban la milicia y
hacían voto y promesa de morir en defensa de su patria y de no huir
la cara a diez ni a doce que les acometiesen. Los cuales tenían por
dios, caudillo y patrón al Sol. Su fiesta se llamaba ‘Nawi
Ollin’. Se celebraba dos veces en el año: el 17 de marzo y el 2 de
diciembre; las dos veces que en el año cabía el número de ‘cuarto
curso o movimiento’ (‘Nawi Ollin’).
En
lo alto del Templo de las Águlas , había una pieza mediana junto a
un patio. En la pieza, sobre un altar, estaba colgada en la pared una
imagen del Sol, pintada de pincel en una manta, la cual figura era de
mariposa (‘Nawi Ollin’), con sus alas, y a la redonda de ella, un
cerco de oro, con muchos rayos y resplandores que de ella salían.
Para subir a esta pieza había como cuarenta gradas.
La
iniciación de los guerreros águila y jaguar estaba dividida en 4
pasos, ya que para ellos el Nawi Ollin Teótl1
era un símbolo místico filosófico de equilibrio mental, parecido a
la auriga platónica o a la divina trinidad cristiana o al tríángulo
pitagórico. Esta iniciación, pues consistía en :
- Mazewaliztli, que simbolizaba la elección, el merecimiento y la preparación
- Tozoztli, que simboliza la agonía y la vigilia
- Xochimiki que hace referencia a la muerte florida
- Tlakatia que es el nacimiento o tambien el izkaitia que significa resurrección
Así,
lo que se entregaba a los awas, era un bastón corto al que llamaban
“axitl” que simbolizaba el fuego sagrado que asciende por la
espina dorsal, llega a la pineal y luego desciende a la base de la
nariz, hasta llegar al corazon, y era tan sagrado que el bastón no
podía siquiera tocar el suelo.
Así
como con los antiguos griego, la forma que usaban para comprender la
naturaleza y el universo era a partir de un modelo corporal, y según
el cual el cuerpo humano es el núcleo y vínculo general con el
Cosmos. De ahí que conocimiento sagrado de la iniciación azteca
tenía una conotación corporal que se sentía como un escalofrío.
La
enseñanza de los guerreros mexicas se basaba en una serie de códigos
que les eran entregados y en las cuales se guiaba la forma de ser de
ellos, de la siguiente manera:
El
guerrero debe ser impecable. El guerrero debe ser libre, fluido,
imprevisible. No debe tener rutinas. No debe tener historia. No debe
tener apegos. Debe perder la importancia personal. Un guerrero puede
sufrir daño, pero no ofensa.
Para un guerrero no hay nada ofensivo en los actos o palabras de los
demás, mientras él mismo esté actuando dentro del animo correcto.
Un
guerrero debe hacerlo todo como si fuera su última batalla sobre la
Tierra. Un
guerrero va al encuentro de sí mismo, dando gracias por todo lo
pasado y por lo que en ese momento es; sin pedir nada, pero con la
alegría del que va al encuentro de su Padre. El ánimo de un
guerrero no es tan descabellado en el mundo social ni para nadie. Se
necesita para salirse de toda clase de tonterías y vanidades.
Pero
la lucha, la negación de sí mismo, el sacrificio, debe ser en cada
instante. Constantemente hay que matar el minuto, la hora, el día,
el mes, el año, que pasan. Esta es la guerra florida, la guerra
contra sí mismo, puesto que el hombre debe florecer y esto lo logra
sólo a base de méritos del corazón y trabajo intenso con la
energía creadora, sin derramar el vaso sagrado.
El
guerrero ‘tolteka’, debe ir al conocimiento como a la guerra: con
miedo, pero con determinación.
1El
ser humano se compone de cuatro partes fundamentales que lo
conforman: la parte física (nakatl),
la parte mental (matik),
la parte emocional (pampa)
y la parte energética (tonalli),
que al estar en equilibrio y en buenas condiciones, permiten que el
alma o esencia (newatl)
se manifieste y fluya de la mejor manera.
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