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lunes, 2 de agosto de 2010

La Boda: fase 1 Encontrar, enamorarse, aventurarse

Tiene meses que no escribo el Ikniyaotl (en Nahualt cambio, mezcla o revolución) y los motivos sobran. Primero, el trabajo que ha sido un chingo, como empleado municipal y secretario particular, la chamba abunda. No obstante, me he dado tiempo para lo que ahora se ha convertido en lo más importante en mi vida, mi futura esposa.

Así, es a pesar de los pronósticos, he encontrado a la mujer de mi vida (y si no, pues tengo hasta el final de mis días para confirmarlo). Gaby, no sólo es guapisima, inteligente y sociable, sino que además compartimos muchas cosas en común y desde nuestro reencuentro no hemos dejado de hablar ni un sólo día.

Es la única persona que desde el principio he sabido que es la persona indicada, y lo que puedo decir es que lo que se siente una gran seguridad de estar con ella, sin titubeos, sin dar largas a la aventura de hacer una vida juntos. Es estar con ella, y que te vean con ella.

Hoy puedo decir, que como hombre me siento pleno, con la mujer que amo. Y es que el contraste es enorme con etapas en la que pensé estar enamorado, todo eso fue una gran experiencia, no fue amor como tal, pero se agradece.

Así que cuando encuentras a la mujer de tu vida, te enamoras de ella en absoluto, desde sus palabras hasta sus besos, desde su mirada al despertar hasta cuando se despide justo antes de cerrar su puerta. Es entonces momento de aventurarse a una vida juntos.

Eso hemos hecho desde hace un par de semanas. Con las familias de ambos, centados en una mesa compartiendo una cena que preparamos Gaby y yo, les manifestamos nuestro amor y deseos de ser una familia. Se que suena raro, más aun cuando he manifestado mi desagrado por el tradicionalismo colonialista de la sociedad mexicana, pero cuando el amor es en serio, lo demuestras con todo y a pesar de muchos. Confieso que pedir la mano de Gaby ha sido de los momentos más emotivos de mi vida y sin duda el más importante.

Le entregué un hermoso anillo de acero con un diamante, sencillo, bello, duradero, pero sobre todo con mucho amor, es un simbolo que resume perfectamente nuestra relación. el anillo es de acero, porque es el metal más fuerte como nuestro compromiso, pero es flexible como nuestra comunicación. En la mitad del anillo se encuentra un diamante, símbolo del amor eterno, el cual está pegado a los dos extrmos del anillo, el cual nos simboliza a ambos que a la vez somos uno sólo, y por tanto nuestra fortalece individual radica en nuestra unidad como equipo. El interior está cromado, que simboliza nuestra transparencia y una inscripción que sintetiza nuestro tiempo "Te amaré siempre".

Ella me entregó un reloj, muy chido por cierto, que simboliza que cada segundo estará destinado a amarnos, y a saber que estaremos juntos en todo momento.

El futuro nos depara un departamento, una boda memorable y en unos años más nuestros hijos. Por el momento disfruto a cada segundo esta etapa, conociendola y reconociendome. ¿Qué más puede pedir un hombre en su vida?