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jueves, 29 de mayo de 2008

Emos y Pokemones: ¿tribus urbanas o simples modas?


En el último lustro han surgido en toda América Latina nuevas formas de ver a los jóvenes. Algunos medios masivos, suelen llamarles ‘culturas urbanas’, otros ‘modas’ y algunos más osados, les llaman ‘in-culturas’, para referirse a los Émos, Pockemones, Visual y Otakus y sus derivados. Incluso entre los jóvenes de la misma edad, y que se identifican con otros grupos, llamémosles convencionales –tales como fresas, darks, hippitecas, metaleros, nerds, entre otros- suelen referirse a ‘los nuevos’ de formas despectivas e incluso violentas.
Me llaman la ateneción particularmente porque vivo cerca del metro Salvador (Santiago de Chile), punto de reunión de todos los seguidores de las nuevas modas. Sólo los he observado, aun sin interactuar, pero me intriga, y al mismo tiempo me molesta una juventud acritica, triste y vacía como la que ellos viven, y que bien refleja la imagen de arriba.
Pero que significa ser Emo, Pockemon, Visual y Otacu? ¿Son tribus urbanas ? ¿Por qué son tan rechazados por los propios jóvenes? Para ello, propongo hacer un acercamiento al tema, que parte de mi observación en Santiago de Chile desde hace dos años, solo como espectador del fenómeno.

Definición
Emo, según el wikipedia, proviene del anglicismo Emotive, cuya génesis proviene de la mezcla entre vestimentas provenientes del hardcore punk pero con identificaciones con la música reggeton, y hip – hop. Aunque las diferencias estéticas entre géneros son menores, los hombres se caracterizan por sus peinados alisados, generalmente abultados en la coronilla, estilizados con largas mechones en las sienes (en los hombres) que simulan patillas –al parecer no es estética la barba y el bigote, pues provocaría que se vieran mayores-.

Observación
En verano usan poleras de varios colores, en especial claros y chillones, con logotipos que carecen de sentido y cuyas letras o imágenes, recuerdan los diseños de los años ochenta o deslavados de los noventa con emotivos industriales, o urbanos. Usan pantalones de mezclilla a la mitad de la pelvis, que permite mostrar la parte posterior del boxer, incluso hasta la mitad de las nalgas, pero que por el frente están sujetos por un cinturón que, por lo general, emula los cinturones de seguridad de aviones, que permiten que las pretinas del pantalón arrastren casi hasta ser pisados por sus anchos tenis blancos.
La diferencia con las mujeres estriba en que a lo anterior hay que agregarle varios pinches en el cabello, y que dependiendo del estado de ánimo, pueden agregarse diademas con orejas de peluche de oso, tigre y otros. Además, las blusas son más cortas y prevalecen los colores más oscuros que resalten con colores brillosos. Al igual que los hombres, los pantalones llegan a mitad de las nalgas, aunque con la desavenencia de sólo apretar el trasero con el objeto de esconderlo o achatarlo (esto parece ser parte de la cultura chilena, donde en otro articulo hablare de ello).
Su maquillaje procura mantener rasgos infanitlizados centrándose en las pestañas, cejas y boca, lo cuales son la carta de presentación de todas las fotos tomadas por ellos mismos desde un ángulo superior, el cual mostrará su perfil angustiado y su chasquilla o copete que le cubre un solo ojo.
Su caminar casi erguido, y su preferencia por cuerpos no musculosos, se mezcla con su preocupación tanto por la forma en que es visto por sus pares –su postura ante el momento, y su disposición al carrete y el ponceo.

Opinión
Sus actitudes reflejan los estereotipos mediáticos de estética gótica, pero potenciados por las grandes industrias musicales, audiovisuales y textiles. La predominancia en la infantilizaciación de sus actitudes reflejan aquella generación que creció con el cambio en las formas de consumo. En Chile, ese cambio provino desde las reformas neoliberales de la década de los noventa y que se acentuaron paralelamente con la estabilización de la economía en el año 2003, y con el incremento en las prácticas de consumo masivo de bienes tecnológicos y ostentosos.
En este sentido, las presupuestas nuevas actitudes juveniles, provienen de ese consumismo de países capitalistas periféricos que pretenden adaptarse a las actitudes globalizantes de los países capitalistas centrales a través de la adaptación transmitida por los medios audiovisuales.
Su identidad, por tanto, no proviene ‘del quien soy’, sino del ‘que parezco’, que preacondiciona su forma de vestir y actuar de manera despreocupada y sin miras hacia el futuro.
Es necesario aclarar, en este punto, que no es correcto categorizarles como "tribus urbanas", puesto que el término tribu se refiere al conjunto de personas que se identifican por su lazos sanguíneos y que conforman una nación, y que habitan en un territorio definido y que comparten raza, costumbres y creencias. En este sentido, la historia juega un papel determinante para la conformación de una tribu. Por ello, considero apropiado llamarles modas.
Sería óptimo contar con una investigación más seria que analizara su fomra de pensar, sus contactos personales y otros estilos de vida, que bien podrían ser contrastado con gente de otros países.

1 comentario:

Kala dijo...

hay investigaciones, no sé si serias, pero hay sobre tribus urbanas en Chile, pero sea como sea yo considero que:
- No se trata de "tribus urbanas", no porque no compartan lazos consanguineos sino porque estos grupos no tienen características tribales ni se comportan como "grupo", sino que son individuos o pequeños grupos atomizados.
- Son una moda, sí!, potenciada por los medios de comunicación tambien.
- Tiene que ver con un proceso de búsqueda de identidad a través de las formas de consumo y "estilos de vida" derivados del consumo.
- No sé si eso tienen o no relación con capitalismo dependiente, pero si tengo relativamente claro que es una manifestación concreta (no la única por cierto) de transformaciones importantes en las formas en que construimos nuestras identidades y generamos lazos sociales.