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viernes, 30 de mayo de 2008

El amor

Vive el Amor en todas sus intensidades
EBN

jueves, 29 de mayo de 2008

Frase del día

La política es artimética: Sumar alianzas, restar oposición, multiplicar dominios, dividir enemigos y potenciar la hegemonía del grupo a raíz de tu prestigio.

EBN

Energía eólica huracanizada


Hace unas semanas, mientras se daba el debate sobre la situación de Petróleos Mexicanos y la intentona privatizadora del gobierno del “espurio” Felipe Calderón, el premio Nóbel de química, Mario Molina aportó una interesante y a la vez importantísima idea: Contemplar fuentes alternas de energía.
Nada nuevo, parecería ser, pero los países dependientes del petróleo, como México, intentan utilizar este hidrocarburo en lo más que se pueda. No obstante, la Pacha Mama ya nos esta cobrando ese uso indiscriminado de los recursos naturales, por ello lo del calentamiento global y otras calamidades que se asoman.
Entre los fenómenos que han ocurrido en México por ese calentamiento y que son más destructivos son los huracanes. Nuevos no, pero sí ocurren más seguido que antes, incluso ya hasta tienen temporada. Por ello propongo un invento, que si bien apenas lo estoy bajando del mundo de las ideas, podría algún día servir, quien sabe.
Propongo la creación de una central eólica, que funcione a partir de reactores eólicos y marítimos que conviertan la energía de los huracanes en energía eléctrica. Sería necesario fabricar una turbina especial que capte en varios puntos semi-costeros los vientos de más de 250km/h. Si una turbina llega a dotar de electricidad a una villa chica con tan sólo 30km/h, imagínate cuanto sería con varias turbinas a mayores velocidades.
Asimismo, crear turbinas flotantes ancladas al lecho marino (para evitar chingarse más arrecifes de coral) que funcionen en base al movimiento de las olas y que soporten un huracán. Ahí si estaría más cabrón.
De todas formas, sería también útil, ahora que se calentará más el globo, pues ir implementando más energía solar en las grandes ciudades, al menos de forma doméstica.
Así que ahí está la idea en la mesa, que un buen inventor la tome o que se quede nomás ahí vagando en la web.

La estabilidad chilena y la importancia de tener el mall cerca.


Llevo viviendo más de dos años en Santiago, una ciudad megacéfala que concentra el 40% de la población chilena, orientada al sector terciario de la economía, estatificada en bloques socioeconómicos de acuerdo a su cercanía de la cordillera de los Andes y plaza Italia. Es una ciudad altamente clasista y hasta racista, que para clasificarte te preguntan tus nombre con apellidos, en donde vives, en donde estudias y en que trabajas. Parecieran preguntas normales de toda conversación, pero cuando te tratan de “Fulanito de Tal” y no de “Fulanito”, que vive en San Miguel y que estudio en alguna universidad del Metro República, ahí la cosa cambia.
Si bien es cierto, que la sociedad mexicana es igual de clasista, la sociedad chilena pareciera diferenciarse -como una vez alguien me contó- en tres clases: “la clase alta quiere ser como los ingleses, la clase media como los estadounidense y la clase baja como los mexicanos”. Al principio me reí, pero después lo corroboré.
La clase alta, que vive en el “cono de la abundancia” que delimita de Plaza Italia hacia la Cordillera, de Providencia a Vitacura, de Lo Barnechea a Las Condes y La Reina, parecen ingleses. Que no? La mayoría son blancos de cabello negro o rubio (rasgos de ascendencia europea), delgados, comen poco, van al Gym, se pasean en el Mall de varios países, pronuncian la “ch” como “tch” y estudian en las universidades tradicionales (especialmente la Católica) y otras cuya sede sólo se llega en auto.
La clase media, que vive en la “nube del ya merito” entre una zona de Providencia, Ñuñoa, la Florida, Maipú y Santiago procuran ser gringos, al menos en cuanto a prácticas de consumo a lo bestia. Son blancos, y la mayoría tiene alguna ascendencia mapuche, conocen las sopaipillas pero prefieren comidas donde el nombre del restaurante parezca filial gringa, les gusta el rock y pop en inglés en especial el 80 ero, saben donde queda Plaza Italia, buscan las ofertas de las grandes tiendas, utilizan el metro, y pertenecen a la llamada Service Class, algunos estudiaron en la Chile, se desempeñan en la burocracia o en sectores medios de las empresas.
La clase baja, esa que la ciudad intenta esconder, se ubica principalmente en La Pintana, Puente Alto, San Bernardo, Estación Central y Cerro Navia gustan de la comida con más aceite, por lo que su complexión es más robusta, gustan de música mexicana como los corridos, la cumbia y el rap. Son marginados por los estigmas de los medios de comunicación que repercuten en sus posibilidades laborales y sociales de ascenso. Pronuncian la “ch” como “sh”, y son más bien técnicos, comerciantes minoritarios, obreros, o sea, el lumpen proletariado, y no hay muchos malls, sino plazas y mercados.

La crisis del machismo latinoamericano y otras fabulas fabulosas


Cada que tenemos una discusión de pareja, Kala me restriega que mis errores como pareja devienen de mi “machismo en crisis”. Aunque he estado de acuerdo con su apología, hace unos días, en una conversación con amigos (chelando, pues) me sobrevino una reflexión al respecto. ¿en verdad el machismo latinoamericano está en crisis? ¿Si lo estuviera, cómo son las practicas post-machistas?

El machismo es una práctica de dominación de género que privilegia dentro de la sociedad al hombre, degradando a la mujer por el hecho de ser mujer. Toda forma de dominación, como señala Philip Mason, se instaura a partir de factores étnicos, laborales, físicos y hasta míticos para reproducirlo en el tiempo. Se dice que el machismo, y otras prácticas de dominación, proviene desde las primeras formas de producción de las sociedades humanas complejas, como parte del avance y contradicción de ellas mismas. En el capitalismo la forma de explotación del hombre por el hombre mismo, se adhieres otras tantas como la mujer por el hombre, el africano, asiático y latinoamericano por el hombre blanco caucásico europeo o estadounidense, entre otras.
Cada nación y cultura adquieren formas de dominación de genero distintas. Los latinoamericanos, pareciéramos reproducir un machismo parecido. Así, los hombres diferenciamos y excluimos a las mujeres por sus aparentes debilidades físicas y emocionales, que se nos imponen desde que somos niños y que también les enseñan a las niñas a construir su femineidad en base a estereotipos. Ejemplo de ello, es la muñeca Barbie y Ken, que transmite un mensaje con contenido altamente machista donde la mujer sólo debe preocuparse de ser rubia, bella y esbelta para casarse y vivir feliz con su príncipe azul o media naranja: el Ken (un metrosexual eunuco de clase alta).
Cuantos de los que nacimos en los 80’s no crecimos con estos estereotipos?. Después vivimos varias campañas mediáticas para dejar de ser machistas como si se tratase de un tema concerniente a la moral pública y no a la estructura social –remítase a las campañas televisivas y del gobierno.
A pesar de los esfuerzos de varias ONG´s y movimientos sociales en contra de la discriminación de género, el machismo aun prevalece. Que no? Es posible medirlo a partir del número de mujeres muertas por sus parejas masculinas, por el nivel de ingresos menores que los de los hombres, por los puestos en los gobiernos y las empresas, por las familias y parejas que mantienen la creencia de que los asuntos de la casa son exclusivos de las mujeres.
Algunos de los que crecimos en culturas machistas, como la mexicana, y que nos procuramos conscientizarnos sobre ciertos temas sociales, tratamos de no seguir reproduciendo el machismo y al parecer estamos creando híbridos medio raros, al menos eso yo lo he percibido. Por ejemplo, cuando estuvimos viviendo un tiempo juntos, Kala y yo nos repartíamos las tareas de la casa de forma aleatoria para evitar la especificación de responsabilidades y la desigualdad.
Pero también trato de ser caballeroso con ella, como abrirle la puerta para que ella pase primero, buscarle siempre el mejor lugar en algún evento, privilegiarla al momento de repartir la comida, etc, cosa que ella me ha agradecido, pues para muchos hombres y mujeres chilenos esto equivale a ser mamón, aunque contradictoriamente su estereotipo de parejas sea el hombre mamón (pegoste) y la mujer demandante.

Así pues, puedo clasificar al machismo latinoamericano de clase media en __ grupos:

1. Pedro Infante: Es el machismo típico, donde las mujeres son sometidas, dueñas de casa, maquinas de hacer hijos (como lo manda la santa iglesia) criadoras de sus hijos, leales, fieles esposas y cargadoras de borrachos. Como definiría una vez el pendejete de Vicente Fox “las lavadoras de dos patas”. “Vivianita, Vivianita, ah que chulo hijo me has da’o”
2. Guerrero de 300: Como en la película, estos valientes soldados espartanos-exagerados por los designios de Hollywood- protegían a sus mujeres aunque las veían como iguales, luchaban por la gloria de su pueblo y el ejemplo de su familia, eran buenos amigos, leales soldados y fuertes trabajadores. “Spartans, what is your profession? – Ahuuuk”
3. Friends: de la serie gringa del mismo nombre, donde los hombres y las mujeres mantienen cierta igualdad, pero manteniendo los estereotipos de femenidad y masculinidad clásicos. “What do you think about this blouse Joey? – It looks so good”
4. Moda urbana: Contrario a los mensajes machistas del reggeton, los hemos y pokemones, visual y otros de la fauna, practican cierta igualdad entre géneros, tanto de status dentro del grupo como de parejas sexuales. “Puta weon, donde ejtai?”
5. El clásico chileno mamón: Es aquel que aparenta igualdad cuando en realidad es el sometido. Evade su sometimiento agarrándose a otras minas, a quienes les presume que es un cabrón, pero qe en realidad esta dominado por su pior es nada. “Puuucha weon, cacha la wea!”

Así, pareciera que el machismo latinoamericano no está en crisis, sino que algunos sectores sociales adoptemos otras prácticas, que el grueso de la población no comparte. Creo que la clase media, o la Service class, nos avocamos más a la equidad de género. No veo cambios, por ejemplo, en las clases altas y populares, pero sí en las nuevas generaciones de pubertos. Mientras tanto nos iremos acostumbrando a las nuevas prácticas machistas o a su mantenimiento en el tiempo. He dicho!

Emos y Pokemones: ¿tribus urbanas o simples modas?


En el último lustro han surgido en toda América Latina nuevas formas de ver a los jóvenes. Algunos medios masivos, suelen llamarles ‘culturas urbanas’, otros ‘modas’ y algunos más osados, les llaman ‘in-culturas’, para referirse a los Émos, Pockemones, Visual y Otakus y sus derivados. Incluso entre los jóvenes de la misma edad, y que se identifican con otros grupos, llamémosles convencionales –tales como fresas, darks, hippitecas, metaleros, nerds, entre otros- suelen referirse a ‘los nuevos’ de formas despectivas e incluso violentas.
Me llaman la ateneción particularmente porque vivo cerca del metro Salvador (Santiago de Chile), punto de reunión de todos los seguidores de las nuevas modas. Sólo los he observado, aun sin interactuar, pero me intriga, y al mismo tiempo me molesta una juventud acritica, triste y vacía como la que ellos viven, y que bien refleja la imagen de arriba.
Pero que significa ser Emo, Pockemon, Visual y Otacu? ¿Son tribus urbanas ? ¿Por qué son tan rechazados por los propios jóvenes? Para ello, propongo hacer un acercamiento al tema, que parte de mi observación en Santiago de Chile desde hace dos años, solo como espectador del fenómeno.

Definición
Emo, según el wikipedia, proviene del anglicismo Emotive, cuya génesis proviene de la mezcla entre vestimentas provenientes del hardcore punk pero con identificaciones con la música reggeton, y hip – hop. Aunque las diferencias estéticas entre géneros son menores, los hombres se caracterizan por sus peinados alisados, generalmente abultados en la coronilla, estilizados con largas mechones en las sienes (en los hombres) que simulan patillas –al parecer no es estética la barba y el bigote, pues provocaría que se vieran mayores-.

Observación
En verano usan poleras de varios colores, en especial claros y chillones, con logotipos que carecen de sentido y cuyas letras o imágenes, recuerdan los diseños de los años ochenta o deslavados de los noventa con emotivos industriales, o urbanos. Usan pantalones de mezclilla a la mitad de la pelvis, que permite mostrar la parte posterior del boxer, incluso hasta la mitad de las nalgas, pero que por el frente están sujetos por un cinturón que, por lo general, emula los cinturones de seguridad de aviones, que permiten que las pretinas del pantalón arrastren casi hasta ser pisados por sus anchos tenis blancos.
La diferencia con las mujeres estriba en que a lo anterior hay que agregarle varios pinches en el cabello, y que dependiendo del estado de ánimo, pueden agregarse diademas con orejas de peluche de oso, tigre y otros. Además, las blusas son más cortas y prevalecen los colores más oscuros que resalten con colores brillosos. Al igual que los hombres, los pantalones llegan a mitad de las nalgas, aunque con la desavenencia de sólo apretar el trasero con el objeto de esconderlo o achatarlo (esto parece ser parte de la cultura chilena, donde en otro articulo hablare de ello).
Su maquillaje procura mantener rasgos infanitlizados centrándose en las pestañas, cejas y boca, lo cuales son la carta de presentación de todas las fotos tomadas por ellos mismos desde un ángulo superior, el cual mostrará su perfil angustiado y su chasquilla o copete que le cubre un solo ojo.
Su caminar casi erguido, y su preferencia por cuerpos no musculosos, se mezcla con su preocupación tanto por la forma en que es visto por sus pares –su postura ante el momento, y su disposición al carrete y el ponceo.

Opinión
Sus actitudes reflejan los estereotipos mediáticos de estética gótica, pero potenciados por las grandes industrias musicales, audiovisuales y textiles. La predominancia en la infantilizaciación de sus actitudes reflejan aquella generación que creció con el cambio en las formas de consumo. En Chile, ese cambio provino desde las reformas neoliberales de la década de los noventa y que se acentuaron paralelamente con la estabilización de la economía en el año 2003, y con el incremento en las prácticas de consumo masivo de bienes tecnológicos y ostentosos.
En este sentido, las presupuestas nuevas actitudes juveniles, provienen de ese consumismo de países capitalistas periféricos que pretenden adaptarse a las actitudes globalizantes de los países capitalistas centrales a través de la adaptación transmitida por los medios audiovisuales.
Su identidad, por tanto, no proviene ‘del quien soy’, sino del ‘que parezco’, que preacondiciona su forma de vestir y actuar de manera despreocupada y sin miras hacia el futuro.
Es necesario aclarar, en este punto, que no es correcto categorizarles como "tribus urbanas", puesto que el término tribu se refiere al conjunto de personas que se identifican por su lazos sanguíneos y que conforman una nación, y que habitan en un territorio definido y que comparten raza, costumbres y creencias. En este sentido, la historia juega un papel determinante para la conformación de una tribu. Por ello, considero apropiado llamarles modas.
Sería óptimo contar con una investigación más seria que analizara su fomra de pensar, sus contactos personales y otros estilos de vida, que bien podrían ser contrastado con gente de otros países.