Dóminos
e Regnum, el dominio y el régimen, el sol y el rey, ambos arquetipos
universales de la concentración del poder. El Sol es el astro que
inunda de luz, calor, vida y muerte a nuestro cielo terrestre. Sus
rayos compuestos por el choque entre varias particular de hidrógeno
y helio, conocidos como fotones, que bajo altas condiciones de calor
y presión provocan efectos luminosos, gravitatorios, caloríficos
entre otros. En contraste a lo que el sentido común y el
racionamiento simple comprenden, la luz del sol no es sólo luz y
calor en forma de éter divino, es el choque cuántico de átomos
rotos que generan a su vez energía compuesta de luz y calor de
manera constante, pero no inagotable. Incluso nuestro Sol tendrá un
final en algunos miles de millones de años más, como lo han tenido
otras estrellas que hemos podido observar gracias a aparatos
especiales para su detección.
En
varias culturas se han generado varios mitos en torno a la simbología
solar, y para algunas resulta inevitable atribuirle características
divinas, poéticas, biológicas e incluso políticas. Los egipcios,
asirios, sumerios, mayas, incas, así como sus sucesores y otros,
edificaron gobiernos autocráticos fundamentados en la simbología
solar y de esta manera, dioses como Ra, Assur, Utu, Kukulcan e Inti,
respectivamente tenían sus correspondientes en el nivel terrenal
como faraones, Sakanur, Ahaw e incas para darle nombre a sus
radiantes gobernantes solares.
Durante
el oscurantismo cristiano, que precedió a la caída del Imperio
Romano, se retornó a la idea Ptoloméica respecto a la centralidad
de la Tierra para con los demás planetas. Se basaba en una idea de
percepción respecto al movimiento relativo de los demás astros
observables, los cuales tenían un movimiento circular mientras la
Tierra se mantenía estática. Claro, la velocidad constante no se
percibe. El acoplamiento de esta teoría astronómica a la mitología
cristiana, que ya había sido rebasada por los mismos griegos, se
debió a dos razones fundamentales: 1. que la Biblia no hacía
referencia al movimiento de los astros, por lo que no podía explicar
una de las tantas cosas que no puede explicar un libro de creencias
históricas y, 2. que se ajustaba a la creencia de la perfección y
centralidad que necesitaban los líderes eclesiásticos para
justificar su poder y narcisismo, así como para contrarrestar sus
errores ante los pueblos y gobernantes incultos.
Galileo
fue uno de los primeros científicos que rebatió la idea geocéntrica
dominante en la Italia del siglo XVI, claro, so pena de excomunión,
destierro y muerte. Sin embargo, tras un elegante arreglo diplomático
con su inquisidor y hasta entonces amigo, tuvo que desdecirse de sus
argumentos y de las evidencias que enfrentaban las creencias o mejor
dicho, la ignorancia de los inquisidores, rematando con lo que dicen
algunos que entre dientes dijo “epure si move” o sin embargo se
mueve.
Gobernar
proviene de la lengua griega que hace referencia al timón de un
barco. El gobernante era aquel que no sólo guiaba la dirección del
barco, sino que además ejercía la coordinación de las actividades,
enjuiciaba a los sublevados, planeaba la estrategia para la defensa
del barco,se encargaba de negociación comercial, así como las
relaciones navales y políticas que se necesitaban para llevar a cabo
las labores del objetivo del barco. El gobernante era el tripulante
de mayor experiencia y reconocimiento de todos, pues además contaba
con el mayor número de posesiones materiales y humanas.
Gobernar
por tanto, es un aforismo en torno a una forma de ejercer el poder,
es decir, la concentración de la toma de las decisiones en una sola
persona. Los mexicas en contraste, llamaban Tlatoques a quienes
tenían la capacidad de hablar, y Tlatoanis a quienes les pertenecía
la palabra, sin embargo también fueron déspota tiranos que
esclavizaban pueblos. Desafortunadamente la alegoría heliocéntrica
ha sido usada para justificar, una vez más, el autoritarismo en
torno a una sola persona.
Así
lo hicieron y lo han seguido haciendo las monarquías europeas desde
el siglo XIII. Recordemos a una figura emblemática que conjunta las
nociones de este brindis, Luis XV el “Rey Sol”, figura
representativa de lo anteriormente mencionado.
La
revolución francesa intentó derrocar al tirano que había gastado y
desgastado al pueblo francés en favor de los caprichos y necedades
de la nobleza, el clero y la monarquía. La burguesía primitiva
irrumpió en la bastilla y sacó de sus aposentos a la nobleza desde
el propio palacio de Versalles, no sólo por justicia, sino por la
propiedad y la libertad generar relaciones de interés en base al
intercambio de mercancías. Laisse-Faire,
Laisse Passé replicaría
Montesquieu en su famoso libro “El Espíritu de las Leyes”.
Fueron justamente los ilustrados alemanes, franceses e ingleses,
varios de ellos aunque no todos, HH de nuestra augusta institución
quienes le dieron un sentido filosófico y político para crear y
sostener gobiernos centralizados en instituciones y no en personas.
El
domingo es el primer día de la semana gregoriana que enmarca el
inicio de las labores. Y así como los rayos del Sol no sólo luz
inocua, sino partículas rotas que rebotan y generan lo que se conoce
como efecto fotoeléctrico, toda forma de poder tiene una base
económica. En este sentido, el poder de la burguesía que se había
venido gestando al lado del control coercitivo de los militares del
siglo XIX y XX, pronto mostró su capacidad de expansión para
convertir paulatinamente las relaciones sociales basadas en la
servidumbre con el dueño del señorío o de la hacienda, a
relaciones basadas en la explotación con el dueño de los medios de
producción.
El
capitalismo de Estado, como mecanismo epidemiológico del
establecimiento de relaciones de interés económico y desinterés en
lo humano, pronto se convertirían en la norma para el comportamiento
colectivo. Así, el capitalismo se expandió y pudo combinarse tanto
con gobiernos “democrático colonialistas” como los Estados
Unidos y Gran Bretaña, así como con dictaduras militares, sistemas
burocrático-autoritarios, democracias incipientes, imperios
orientales o como ocurre actualmente, con democracias electorales
como la mexicana, esa loca travestida por muchos reverenciada.
Cuando
un sistema político se expande es necesaria la centralización del
poder para que el sistema no fenezca. Por ello, las actuales
consecuencias de la expansión de capitalismo, reforzadas tras la
caída del Estado Burocrático Estalinista al que los intelectuales
burgueses mal llamaron Comunismo, trajo consigo la apertura de
sistemas políticos que abanderaran la versión burguesa de la
democracia. Dado que los burgueses, neoliberales o empresarios -todos
son lo mismo-no leen y por tanto prefirieron la simplificación a la
complejización de las cosas -tal como funciona su mente- lograron
imponer su visión simplista de la democracia basada en votos
cuantificables que dan poder. Tal como la acumulación del capital
diferencia al pobre del rico, y al rico del magnate.
Hoy
seguimos cometiendo errores similares a la de nuestros antepasados
del siglo X, cuando pensamos que el cambio de un personaje por otro
transformará las condiciones de injusticia y desigualdad que nos
aquejan. Tan absurdo es este postulado, como seguir atribuyéndole al
Sol un significado divino al cual debiéramos alimentar con
sacrificios humanos para evitar su furia. Hoy nuestros políticos
llaman a generar unidad a una sociedad dividida en clases, etnias,
géneros y nacionalidades; buscan la paz por el camino de las armas;
proponen bienestar privatizando bienes; intentan establecer el Estado
de Derecho por encima del derecho de los pueblos; pretenden imponer
sus razones por encima de las evidencias, la ignorancia por encima de
la razón, magia por encima de la ciencia, el camino del terror por
encima de la paz como camino.
El
próximo año tendremos elecciones presidenciales. Los anuncios nos
invitan a comprar un producto que depende de su envase y no de su
contenido. Podremos elegir a quien nos gobierne bajo el mecanismo de
consulta pasiva, al que llamamos votos. Además podremos gozar de los
estimulantes discursos que alimentan nuestros delirios esquizoides
colectivos como la posibilidad de cambio a través del voto, del
imperio de la justicia con más leyes, de la reducción de las
desigualdades eliminando impuestos o del arrepentimiento de nuestros
adversarios tras escuchar nuestras eufóricas porras y consignas
estereotipadas. ¿Ya empezaron a sentir cómo la locura invade
nuestras terminales nerviosas?
La
historia nos ha dado evidencias de que los cambios fundamentales, se
deben a la organización colectiva y no a la esperanza de muchos. Ni
siquiera es necesario convencer ni a la cuarta parte de la población
para empezar una revolución. Organización por encima de spots
brillantes, un partido revolucionario por encima de un club de
burócratas hambrientos de autoridad, una dirección integrada por la
vanguardia de la clase trabajadora, de sus intelectuales, de sus
estudiantes, campesinos, por encima de la triste enfermedad infantil
del nacionalismo.
La
energía del Sol está fundada en la energía que produce la
concentración de pequeños átomos que le proveen de energía
nuclear lo suficientemente duradera y extensa como para llegar a
varios miles de millones de años luz. Lo mismo podría ocurrir con
la organización de muchos para lograr el cambio de todo.