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viernes, 28 de agosto de 2009

El Programa de Empleo Temporal: ¿copia de un programa de Pinochet?


Hace unos meses, Felipe Calderón anunció la creación del Programa de Empleo Temporal (PET), como parte de su programa de creación de empleos, enfocada a la población de menores ingresos del país. El PET, en tanto medida para sortear la crisis-en especial con la contracción de empleos formales debido a la fuerte contracción de la economía en cerca del 10%, en especial de los sectores industrial y de servicios- el “presidente del empleo” pretende abatir el desempleo, con empleos mínimos. Nada original, pues es una copia de los programas estrella de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile: el Plan de Empleo Mínimo (PEM) y el Plan Ocupacional para Jefes de Hogar (POJH). Ambos tuvieron como objetivo específico retrasar por seis meses un estallido social a partir de trabajos de bajo costo.

El PEM y el POJH, fueron ideados en la década de los 80´s como estrategia para solucionar las demandas sociales de empleo, cuya cifra de desempleo su ubicaba en el 20% durante la crisis económica de 1980. Fue ideada por el ala intelectual de la triada gubernamental de la dictadura – Militares, Empresarios y Tecnócratas- mejor conocidos como los Chicago boys. Este plan, tenía como propósito generar empleos de muy bajo salario para cualquier tipo de persona –a quienes, no se les catalogaba siquiera como trabajadores- que estuviera dispuesta a ganar un salario muy mínimo, sin prestaciones de salud, seguro social, y por supuesto sin contrato. Legalmente el salario que podían percibir era de $4,000 pesos chilenos, aunque mucha gente reporto haber percibido hasta $ 1,500 mensuales, cuando el salario mínimo era de $17,000 mensuales. Los trabajos que se ofrecían iban de trabajos mínimos como pinta de paredes, limpieza de piedras en las calles, poda de árboles, etc., los cuales fueron ocupados desde personas con nula o muy bajo nivel educativo hasta profesores universitarios. No se tiene una cifra confiable y exacta de los empleos generados por este programa.

Por su parte, el PET, creado durante el gobierno de Felipe Calderón con el objetivo de crear 26 mil 346 empleos con un presupuesto de 319 millones 477 mil pesos a personas mayores de 16 años. Si dividiéramos el presupuesto entre el número de empleos que se pretenden generar, bajo el supuesto de que sólo sea para salarios de los trabajadores y sin burocracia de por medio, da un resultado de $12, 126 pesos por cada trabajador. Si esto lo dividiéramos por al menos 6 meses de trabajo, cada persona recibiría mensualmente $ 2, 012 pesos. Relativamente indecente.

Sin embargo, la cosa no queda sólo en salarios bajos y riesgosos –que legalmente sólo se deberá pagar el 99% del salario mínimo de la zona C que es la más baja del país-, y repito, suponiendo de que todo el dinero destinado sólo fuera a pago de salarios, pues para llegar a ser parte de este programa es necesario postular con una carta de exposición de motivos, la cual puede ser rechazada o aceptada dentro de 30 días hábiles después del envío. De igual manera que con el PET pretende ofrecer empleos de baja remuneración y poco esfuerzo, como pintar paredes, podar árboles de banquetas entre otros, mismos que no crean situaciones de contratación ni con la dependencia gubernamental ni con alguna otra entidad. En pocas palabras es un tipo de ayuda selectiva hacia algunas pocas personas en condición de trabajar de las 15 millones de personas que buscan empleo en México.

Este tipo de medidas responden a un valor predominante en el sistema de creencias de las clases altas y medias, reproducida desde la época de la colonia hasta nuestros días por la Iglesia Católica: la Caridad. Toco este tema, puesto que quienes están encargados de llevar a cabo políticas públicas en este país provienen de este tipo de clases sociales, como lo es el secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero.

La caridad, para las clases altas, significa entregar a aquellos que están en posiciones de status sociales más bajos, un poco de los beneficios que le sobran a quienes pertenecen a las clases altas. De esta manera, se alivian un poco de la culpa que se puede llegar a sentir por pertenecer a las clases privilegiadas y que les impedirían la entrada al reino de los cielos. El valor de la caridad, como mecanismo de control moral, desafortunadamente es trasladado a la elaboración de políticas económicas y sociales. Sin crítica alguna al sistema económico imperante y desgastado que produce cada día más pobres, y al sistema social de clases, que se encarga de estigmatizar a quienes se les clasifica en posiciones jerárquicas bajas, es como la caridad prevalece.

Un poquito de algo, es mejor que un mucho de nada, rezaría un dicho popular acorde a la otra parte de la relación de la caridad: el conformismo. Con ello, la relación caridad-conformismo queda de manifiesta en este tipo de programas de ayuda al empleo temporal, que sólo se enfocan en la solución de los síntomas, sin solucionar las causas. El PET, seguramente no abatirá los rezagos económicos y sociales que afectan a la cada vez más empobrecida clase trabajadora y campesina, aunque se verá muy bien en los comerciales del presidente. Eso sí, de alguna manera hará sentir al gobierno y a sus simpatizantes, que se hace algo por solucionarlo, poquito, ineficiente, pero algo.

domingo, 2 de agosto de 2009

Oportunidad

Cuando te toca ni aunque te quites,
Y cuando no ni aunque te pongas

LNR