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martes, 23 de julio de 2013

¿Qué debería contemplar un partido de izquierda como Morena? Apuntes para su análisis


La formación de cualquier partidos político inicia justamente como la forma de representación de los intereses de grupos o fracción de clases, para poder acceder al poder y resolver los problemas que consideran más relevantes. En este sentido, los partidos políticos son instrumentos que sirven como medios para lograr, a través de normas democráticas el acceso al poder de forma legítima, es decir con los mejores argumentos y personajes que generen mayor confianza en un ambiente competitivo. Al menos así es como las actuales leyes electorales mexicanas reconocen el papel de los partidos en un contexto de democracia restringida.

La democracia restrictiva y el capitalismo global

En términos generales, la democracia es un sistema de gobierno el cual se caracteriza por la libertad de participación de los ciudadanos en torno a las cosas públicas, es decir, a la política. No puede haber libertad si y sólo si el ciudadano se encuentra sin las necesidades básicas cubiertas, esto es, una casa, comida, trabajo, de lo contrario la democracia no tiene sentido, y la libertad menos aun. Sin embargo, la democracia bajo el el neoliberalismo ha sido diseñada para servir como una nueva forma de desmovilización ciudadana a partir de la separación ideológica de la política hacia otros temas sociales, restringiéndola al ámbito electoral, la cual sólo puede ser entendida y manejada por personas con ciertas capacidades y características intelectuales superiores al promedio de la población. De ahí que la democracia sea restrictiva para la amplia mayoría de la población, las cuales tienen la única tarea de ser un consultor periódico sobre quiénes gobernaran.

El neoliberalismo no es más ni menos que el retorno de la teoría económica clásica capitalista del siglo XIX de Adam Smith, Jean Baptist Say, David Ricardo que sostiene que la sociedad en su conjunto debe supeditarse a las necesidades del mercado bajo tres máximas: mercado, competitividad y crecimiento sostenido. Pero los neoliberales sostienen que la economía es una ciencia que se maneja por si sola por lo que la política deben supeditarse a sus necesidades. Pero el capitalismo no es un sistema de competencia perfecta, ni el mercado se maneja por una mano invisible, de hecho existen grupos económicos que han acumulado poder financiero y político a través de una serie de triquiñuelas, robos, explotación que les han permitido monopolizar los grandes flujos de dinero.

Los partidos políticos en el Estado neoliberal

El neoliberalismo, surgió como una respuesta al Estado de Bienestar keynesiano que, como reforma al propio capitalismo como respuesta a la crisis de 1929, procuraba el crecimiento económico basado en la rectoría del Estado en la economía nacional a partir del manejo del instrumento de la deuda para expandir la industria y el empleo para mejorar la capacidad de compra de los trabajadores. El neoliberalismo, es por tanto el desmantelamiento del Estado de Bienestar iniciado en la década de los setentas, es decir, de los derechos ganados por los trabajadores tales como la vivienda, los contratos colectivos, las pensiones, el salario digno, las educación pública, el manejo de los recursos naturales mediante dominio público, principalmente. El desmantelamiento de este tipo de Estado, del cual México tenía el suyo en cierta medida y con sus particularidades, se logró gracias a la acción de los grandes bancos a partir del manejo del crédito bancario dirigido para fortalecer el sistema financiero mexicano y que, sin embargo solo sirvió para incrementar el poder de los monopolios empresariales mezclando sus ganancias con los banqueros, es decir, el fortalecimiento del capital financiero que culminó su primer ciclo en 1982 con la crisis bancaria que llevó al impago de la deuda del país. El neoliberalismo mexicano comenzó una serie de cambios que a se venían dando desde los países centrales del capitalismo, esto es la expansión de las reglas del mercado que la caída del muro de Berlín y de la Unión Soviética a finales de los ochenta y principios de los noventa.

La década de los noventa fue la época del auge del neoliberalismo pues, una vez eliminado el mayor oponente económico, el capitalismo expandió las leyes del mercado, la competitividad y el crecimiento sostenido en todas las economías del mundo, esto es la fase de globalización del capitalismo. Durante esta fase el capitalismo se valió de una nueva forma de acumulación basada en la creación de dinero para tener más dinero que se conoce como financiarización de la economía, esto es, que el dinero ha dejado de ser un instrumento de cambio para conseguir mercancías, ahora esta nueva fase de acumulación precisa de unos cuantos monopolios que produzcan el dinero, esto son los grandes bancos internacionales, que a su vez le presentan a otros grandes bancos nacionales y éstos a otros bancos locales más chicos. A partir de esta etapa, el poder ya no se encuentra en los políticos que dirigen los Estados nacionales, sino en estos monopolios internacionales que ostentan tanto poder como para imponer gobiernos, sin importar el método, en varios países, entre ellos México.

La crisis de la representación de los partidos

La democracia restrictiva o mejor conocida como representativa, juega aquí un papel crucial para el mantenimiento de estados de gobernabilidad que permitieran la expansión del capitalismo en su fase de globalización de mercados. Para ello, se abrió la participación de otras fuerzas políticas opositoras a los gobiernos que impulsaron el neoliberalismo con el objetivo de disipar el descontento de algunos grupos antineoliberales, principalmente de izquierda más radical (aunque no toda, como los socialdemócratas) mediante una serie de prebendas tales como algunos escaños en los Congresos, gobiernos locales y algunas leyes que no vulneraran la esencia de las nuevas condiciones del capitalismo. Esto ha contribuido a beneficiar a los grupos conservadores o de derecha en la lucha de clases, desviándola retóricamente hacia un campo de elecciones, líderes y discursos. La democracia representativa y los partidos políticos jugaron un papel contradictorio que, por un lado, incrementaban el número de competidores por puestos de representación proporcional, pero por otro, condicionaban la movilización de las clases trabajadoras, y campesinas a meros esquemas electorales, dejando en un papel secundario las demandas sociales.

La crisis financiera global de 2008, la peor de los últimos doscientos años del capitalismo, ha significado un cambio en las formas de dominación de los Estados neoliberales y por tanto, ha tambaleado a los grandes monopolios principalmente en los países de la Unión Europea, Estados Unidos, los países musulmanes, en China y por supuesto, en América Latina. La fase de financiarización de las economías ha resaltado las contradicciones del sistema capitalista pero también ha incrementado la lucha de clases entre los trabajadores y el sistema financiero, y ha puesto en duda la democracia representativa y el papel de los partidos como medios para canalizar las demandas públicas. México no ha sido la excepción, por supuesto.

¿Qué debería contener un nuevo partido político de izquierda en México ante la crisis de la democracia representativa y del neoliberalismo?

Por ello, un partido político de izquierda en México debe tomar en cuenta tres puntos básicos:

Primero, la transformación de una nueva sociedad, basada en una economía que esté supeditada a la política, al medio ambiente y a una ética internacional basada en la defensa de los Derechos Humanos. Aquí viene la radicalidad del discurso de izquierda. En consecuencia, la creación de un programa político surgido de la ciudadanía organizada, pero también incitando a la ciudadanía pasiva a organizarse y luchar por una transformación de la forma de vida actual. Es decir, lo primero es tener un programa claro basado en las necesidades de las grandes mayorías-

Segundo, la crisis de la democracia representativa amerita un cambio a partir de la profundización de los métodos democráticos que permitan la expansión de la participación ciudadana para garantizar el poder popular. En este sentido, se trata de la parte política de la lucha de clases en favor de las grandes mayorías, esto es de los trabajadores, campesinos, estudiantes, pequeños comerciantes. Por ello, Morena debería asumirse como un movimiento político que contribuye a la lucha de clases a partir de la transformación de las instituciones del Estado desde dentro, pero con un pie bien plantado en los movimientos sociales. Es decir, tener bien claro que la burocratización del partido sería una consecuencia fatal para la transformación de la sociedad mexicana, pues como las evidencias históricas han mostrado, la burocratización separa al político de la lucha social y lo acerca más a los intereses de quienes dominan al Estado capitalista mexicano.

Tercero, el desmantelamiento del Estado neoliberal mexicano debe contemplar a la par la construcción de un nuevo Estado, que ponga por encima las necesidades de la sociedad. Una economía que no sirva para dar de comer a la sociedad, no sirve y debe ser reemplazada, un sistema económico que no permita la regeneración del medio ambiente, igualmente debe ser cambiado. Pero esta lucha no se logrará sólo en las elecciones presidenciales del 2018, se logrará a partir de la discusión de ideas en puestos de trabajo, escuelas, plazas publicas, sindicatos, hospitales, zonas residenciales, en el campo, en las maquilas, etc. Es una lucha intelectual, que busca la hegemonía de un discurso ideológico en favor de las grandes mayorías, no de las armas, no de las descalificaciones personales ni de gritar consignas, sino de ganar debates y convencer con argumentos sólidos.