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jueves, 29 de mayo de 2008

La estabilidad chilena y la importancia de tener el mall cerca.


Llevo viviendo más de dos años en Santiago, una ciudad megacéfala que concentra el 40% de la población chilena, orientada al sector terciario de la economía, estatificada en bloques socioeconómicos de acuerdo a su cercanía de la cordillera de los Andes y plaza Italia. Es una ciudad altamente clasista y hasta racista, que para clasificarte te preguntan tus nombre con apellidos, en donde vives, en donde estudias y en que trabajas. Parecieran preguntas normales de toda conversación, pero cuando te tratan de “Fulanito de Tal” y no de “Fulanito”, que vive en San Miguel y que estudio en alguna universidad del Metro República, ahí la cosa cambia.
Si bien es cierto, que la sociedad mexicana es igual de clasista, la sociedad chilena pareciera diferenciarse -como una vez alguien me contó- en tres clases: “la clase alta quiere ser como los ingleses, la clase media como los estadounidense y la clase baja como los mexicanos”. Al principio me reí, pero después lo corroboré.
La clase alta, que vive en el “cono de la abundancia” que delimita de Plaza Italia hacia la Cordillera, de Providencia a Vitacura, de Lo Barnechea a Las Condes y La Reina, parecen ingleses. Que no? La mayoría son blancos de cabello negro o rubio (rasgos de ascendencia europea), delgados, comen poco, van al Gym, se pasean en el Mall de varios países, pronuncian la “ch” como “tch” y estudian en las universidades tradicionales (especialmente la Católica) y otras cuya sede sólo se llega en auto.
La clase media, que vive en la “nube del ya merito” entre una zona de Providencia, Ñuñoa, la Florida, Maipú y Santiago procuran ser gringos, al menos en cuanto a prácticas de consumo a lo bestia. Son blancos, y la mayoría tiene alguna ascendencia mapuche, conocen las sopaipillas pero prefieren comidas donde el nombre del restaurante parezca filial gringa, les gusta el rock y pop en inglés en especial el 80 ero, saben donde queda Plaza Italia, buscan las ofertas de las grandes tiendas, utilizan el metro, y pertenecen a la llamada Service Class, algunos estudiaron en la Chile, se desempeñan en la burocracia o en sectores medios de las empresas.
La clase baja, esa que la ciudad intenta esconder, se ubica principalmente en La Pintana, Puente Alto, San Bernardo, Estación Central y Cerro Navia gustan de la comida con más aceite, por lo que su complexión es más robusta, gustan de música mexicana como los corridos, la cumbia y el rap. Son marginados por los estigmas de los medios de comunicación que repercuten en sus posibilidades laborales y sociales de ascenso. Pronuncian la “ch” como “sh”, y son más bien técnicos, comerciantes minoritarios, obreros, o sea, el lumpen proletariado, y no hay muchos malls, sino plazas y mercados.

1 comentario:

Kala dijo...

oiga mijo, pero yo soy de San Beka y no le hablo con la "sh", yo no le digo "shansho coshino"... jajajja

interesante, interesante tu artículo, me gustó, sólo que terminó muy abruptamente y me dejó con gusto a poco. Básicamente porque considero que tu tipología de "inglés-estado unidense-mexicano" es un poco gruesa, creo que tiene bastante de cierto, pero obvia que: en Chile todo el mundo se cree de clase media y que en lo concreto existen al menos 3 tipos de clase media que creo no pueden ser tratadas de la misma forma en tu tipología porque veo fenómenos distintos involucrados en ellos...

pd.: no sé qué tan de clase media pueda ser Ñuñoa considerando que se caracteriza por ser la comuna que concentra la mayor cantidad de profesionales universitarios y con postgrado del país.